Resumen
El objetivo del
presente proyecto de beca es estudiar las manifestaciones efímeras que
acompañaron la implantación urbana escenográfica de los carnavales porteños
durante la segunda mitad del siglo XIX. Se revisarán en primera instancia, las
perspectivas de análisis que los estudios de estos festejos han abordado para
su comprensión. Los estudios de carnaval se circunscriben a dos problemáticas:
el origen incierto de los festejos, y su carácter popular y participativo.
Si bien se dan cuenta
del carácter que define a los festejos, no explican cómo se articulan las
distintas materialidades expresivas que concurren en su acontecer (el montaje
de escenografías y tablados, la ornamentación, los disfraces y maquillajes, las
luces, y demás). A su vez, dejan de lado la comprensión de las relaciones que
se establecen entre el ámbito urbano que da cabida a los festejos y el
despliegue de aquellas manifestaciones efímeras.
La categoría de espectáculo
desarrollada por Marco de Marinis1, puede arrojar luz sobre estos aspectos
ignorados hasta ahora en los estudios de carnaval. Dado el carácter efímero y
vivencial que define al hecho teatral, resulta posible su analogía con la
fiesta. Así, se hace factible el estudio y comprensión de la interrelación entre
las distintas materialidades expresivas, entendiendo al carnaval como una
pluralidad de códigos discursivos cuya concreción se da en la dimensión espacial
del ámbito urbano como escenario de la acción. El carnaval entonces
puede ser comprendido como un espacio de producción de significaciones propias
y originales.
Palabras claves: carnaval,
efímero, urbano, espectáculo, sistema cultural
Principales
referentes de la historiografía tradicional del carnaval
Los estudios en
relación al carnaval se enfocan a dos cuestiones. Están aquellos que hacen
hincapié en el origen, todavía discutido, de la fiesta rastreando la etimología
de su nombre, ya sea que se remonte a la Antigüedad pagana o al Medioevo
cristiano. En este marco existen dos posturas contrapuestas: los autores que
proponen que el carnaval sería un resabio de la Antigüedad Clásica que persiste
durante la Edad Media, resguardada en la cultura popular2 y los autores que
sostienen que el carnaval estaría ligado a la liturgia cristiana medieval como
contrapunto de la Pascua antecediendo a la Cuaresma3.
Por otro lado,
están los estudios que, dando cuenta de la condición popular y ampliamente participativa
de los festejos, sostienen la tesis de que el carnaval es la “fiesta de la
inversión”. El cuestionamiento de las jerarquías y poderes establecidos
derivaría en la subversión de los roles sociales vigentes funcionando como una
válvula de escape de las tensiones para luego no sólo reestablecerlos sino
reforzar el orden interrumpido.
Mijail Bajtin es
uno de los precursores en los estudios de carnaval4. El autor introdujo la idea
de que las formas carnavalescas, como expresión de la cultura popular y bufa,
expresaban el rechazo a una 1 De Marinis, Marco, Comprender el teatro.
Lineamientos de una nueva teatrología, Colección Teatrología dirigida por
Osvaldo Pelletieri, editorial Galerna, Buenos Aires, 1977.
2 Las Saturnales
Romanas, fiestas dedicadas al dios Saturno, involucraban grandes procesiones,
banquetes y excesos de todo tipo que serían el origen de los carnavales
europeos modernos y pasarían a América durante el Período Colonial.
3 Los excesos
que caracterizan al carnaval, banquetes, distribución de bienes vedados en días
ordinarios, burlas a la autoridad, sátiras, etc., funcionarían como una válvula
de escape previa a la abstinencia penitencial de la Cuaresma.
4 Su obra más
influyente es sin dudas, La cultura popular en la Edad Media y en el
Renacimiento: el contexto de François Rabelais, Alianza Editorial, Madrid,
1989.
visión rígida y
estática, de corte aristocrático, de la realidad. El discurso carnavalesco,
amplio y polifónico, se enfrenta con ella y celebra la ambivalencia.
Jacques Heers,
expone en Carnavales y Fiestas de Locos5, la teoría de que el carnaval
sería una expansión en el espacio urbano de las fiestas que celebraban los
jóvenes clérigos en el ámbito sagrado de la Iglesia. Estos festejos incluían
danzas y mascaradas que darían origen a las características particulares del
carnaval.
Por su parte,
Umberto Eco, propone comprender a la inversión carnavalesca no como una
rebelión temporal en contra de la norma, sino como una transgresión
autorizada6 que se instituye en el marco de una ley vigente y conocida por
todos los participantes. En ese sentido, el autor sugiere que sin una ley
instituida y tenida como válida, no hay carnaval posible. En consecuencia, no
supondría más que un reforzamiento de la norma en clave festiva.
Los autores
citados no agotan la totalidad de los estudios referentes al problema del
carnaval. Sin embargo, resultan paradigmáticos al momento de establecer un
estado general de la cuestión
Historiografía
del carnaval porteño
En el ámbito
local los carnavales no han tenido, con frecuencia, un tratamiento específico.
Los trabajos relevados sugieren que el estudio del carnaval está comprendido
dentro de un marco de análisis más general y se vuelve subsidiario de la
comprensión de procesos más abarcativos. Por ejemplo, la gestación de la
nacionalidad argentina –ver Celebrar y gobernar: un estudio de las fiestas
populares en el siglo XIX de María Lía Munilla Lacasa7-; la consolidación
de los grupos de poder –ver La larga batalla por el carnaval: la cuestión del
orden social, urbano y laboral, en el Rosario del siglo XIX de Ricardo
Falcón8-; la progresiva “espectacularización” de Buenos Aires y sus
consecuencias sociales – en El esplendor de los charcos: el carnaval como
juego y espectáculo de Karen Robert9-; o la conformación de una sociedad
multiclasista y multiétnica en la segunda mitad del siglo XIX –ver Lubolos
Tenorios y Moreiras: Reforma liberal y cultura popular en el carnaval de Buenos
Aires de la segunda mitad del siglo XIX de Oscar Chamosa10-; entre otros.
El carnaval es visto como un acontecimiento social que “refleja” circunstancias
que lo trascienden.
Además, la
cronología que guía estos trabajos responde a acontecimientos ajenos al
desarrollo de los festejos como cambios en el régimen de gobierno, o vaivenes
económicos.
La Historia
de los carnavales porteños de Enrique Horacio Puccia11, merece una
consideración especial. Es destacable la intención del autor de realizar un
estudio específico del carnaval porteño.
Sin embargo,
pese a la gran cantidad de documentación relevada, no resulta más que una
descripción de
los acontecimientos dada la ausencia de un marco teórico conceptual.
Otro trabajo
para tener en cuenta dentro del tema es El carnaval de Buenos Aires
(1770-1850) El bastión Sitiado, de Romeo César12. Este trabajo que hace un
abordaje específico del carnaval porteño, sugiere que el espacio del festejo
colectivo y popular del carnaval es un espacio de 5 Heers, Jaques, Carnavales y
fiestas de locos, – publicado por la Librairie Arthème Fayard de París en 1983-
Traducción de Xavier Riu I Camps, Ediciones Península, Barcelon, 1988.
6 Eco, Umberto,
Ivanov, V, Rector, Mónica, Carnival! , Editado por Thomas A. Sebeok,
Mount Publishers, Berlín, Alemania, 1984, pág. 6.
7 Munilla
Lacasa, M. L., Celebrar y gobernar: un estudio de las fiestas populares en
el siglo XIX, Trabajo de Beca de Investigación para graduados, Categoría
Iniciación, U.B.A., 1993.
8 Falcón,
Ricardo, La larga batalla por el carnaval: la cuestión del orden social,
urbano y laboral en el Rosario del siglo XIX, Universidad Nacional de
Rosario, Anuario 14, 1991.
9 Robert, Karen,
El esplendor de los charcos: el carnaval como juego y espectáculo/
Transformaciones en las prácticas culturales de Buenos Aires, 1870-1882. Trabajo
de Tesis, Universidad de Michigan, 1993.
10 Chamosa,
Oscar, “Lúbolos, Tenorios y Moreiras: reforma liberal y cultura popular en el
carnaval de Buenos Aires de la segunda mitad del siglo XIX”, en Sábato, Hilda y
Lettieri, Alberto (compiladores), La vida política en la Argentina del siglo
XIX. Armas, votos y voces, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003.
11 Puccia,
Enrique Horacio, Historia del carnaval porteño, Academia Porteña del
Lunfardo, Buenos Aires, 2000.
12César, Romeo, El
carnaval de Buenos aires (1770-1850) El bastión Sitiado, Editorial de las
Ciencias, Buenos Aires, 2005. resistencia al ingreso de las ideas de la
Modernidad europea en el marco de la gestación de la nación Argentina. Aquí
también el abordaje de la fiesta resulta subsidiario de procesos más
abarcativos.
Los trabajos
mencionados ofrecen, en su mayoría, exhaustivos trabajos heurísticos. La mirada
de estos autores se dirige fundamentalmente a las fuentes escritas, mayormente
oficiales como los edictos policiales, aunque también no oficiales como las
publicaciones de prensa opositoras, o a las crónicas de la época. El uso de
fuentes iconográficas se restringe a menudo a la simple ilustración de las
situaciones relatadas. Este reducido espectro de análisis hace que los aspectos
decorativos y ornamentales de carácter efímero sean dejados de lado, a pesar de
ser reiteradamente mencionados.
Nuevas líneas de
investigación para el abordaje de los carnavales porteños
Hay ciertas
características del carnaval que si bien han sido señaladas no son contempladas
al momento de su estudio. Se trata de una fiesta de perfil eminentemente
urbano. Su desarrollo se da siempre en el ámbito de la ciudad que funciona no
solo como marco, sino como espacio de materialización de las significaciones
sociales que dan cohesión y sentido a un grupo en un tiempo y lugar13. La
relación entre el espacio urbano y las distintas producciones artísticas que
acompañan el desarrollo de los festejos no ha sido abordada. Los estudios
relevados no contemplan las significaciones implícitas en el uso de los
espacios públicos, o la percepción de la vivencia que tienen los participantes
en dicho ámbito14.
El carácter
vivencial y efímero de esta práctica social festiva así como la pluralidad de
códigos discursivos que supone su concreción (disfraces, maquillajes,
iluminación, música y sonidos, escenografías, etc.), son otros de los aspectos
intrínsecos no explorados del carnaval. La intervención en los festejos no es
un hecho compartido de manera igualitaria por los participantes.
Como en todo
acontecimiento multiparticipativo e interdisciplinario es necesario, para
garantizar su concreción, la adjudicación de roles. Los sujetos intervinientes
asumen distintas responsabilidades y esto conlleva necesariamente la
individualización de las tareas así como su jerarquización en el marco del
desarrollo de los festejos.
El estudio de
las manifestaciones artísticas efímeras, junto con sus despliegues
escenográficos y ornamentales, puede hacer una contribución muy valiosa para la
compresión de las fuerzas simbólicas que dan sentido a una sociedad. Al
respecto dice María Lía Munilla Lacasa, en relación a los constructores de estos
despliegues ornamentales, el estudio de la articulación entre el quehacer de
estos artesanos ignorados, hasta hoy periféricos, y el de los artistas
reconocidos, canónicos, legitimados por la historia, está todavía por
realizarse, pero seguramente modificará y ampliará el horizonte artístico de
estos años.15
Este proyecto
hace un aporte conceptual y teórico-metodológico a la historiografía del arte
argentino,
revalorizando la importancia y especificidad del estudio de las prácticas
sociales y sus manifestaciones efímeras, no ya como reflejo sino como espacios
de producción de sentido, así como de consolidación de los imaginarios
sociales. Los resultados obtenidos serán transferidos en el marco del Instituto
de Historia del Arte Argentino y Americano y de la Facultad de Bellas Artes, con
el fin de redefinir los alcances de la disciplina historiográfica artística
americana y argentina, e incentivar su desarrollo y ampliación.
Asimismo, el
abordaje propuesto en este proyecto hace una contribución al desarrollo de la
historiografía
del arte argentino ampliando sus horizontes para comprender la importancia de
sus aportes en la reconstrucción de la identidad y las raíces de la Nación
Argentina, sin perder la 13 Por ejemplo, Heers rastrea el origen del carnaval en
los torneos y justas de los caballeros tardo-medievales y resalta el hecho de
que estas son fiestas populares que se insertan en el “contorno urbano” y
suponen espectáculos y juegos de tradición también urbana. Wilson Louzada, en
su análisis sobre el carnaval brasileño desde la época colonial hasta entrado
el siglo XX, introduce sus estudios definiendo a estos festejos como la
expresión máxima de la fiesta popular que tiene la particularidad de ser un
fenómeno urbano.
14 En este
sentido se ve la influencia del trabajo de Mijail Bajtín sobre el carnaval,
quien establece una relación profunda de las fiestas con el tiempo natural
(cósmico), biológico e histórico. Ver Bajtín, M. Op. cit.
15 Munilla
Lacasa, María Lía, “Siglo XIX: 1810-1870”, en Burucúa, op. cit. Pg. 125.
especificidad de
la disciplina. Actualiza sus alcances mediante el replanteo de su objeto de
estudio, el fomento de la práctica reflexiva propiciando la
interdisciplinaridad. Otorgar mayor especificidadal alcance de la historia del
arte no debe significar aislar a la disciplina, sino por el contrario favorecer
el encuentro y la confrontación, en el marco del respeto por las áreas de
incumbencia de cada campo de estudio.
El aporte de
este proyecto al estado del conocimiento sobre el carnaval en la segunda mitad
del siglo XIX, resultaría de la comprensión del mismo como práctica social, en
su condición de espectáculo efímero, productor de comportamientos
sociales propios sustentados en la vivencia del espacio urbano desde
significaciones imaginarias originales.
Dada la
pervivencia, hasta la actualidad, de los festejos de carnaval en distintos
puntos del país, este proyecto puede ser comprendido como un aporte para
estudios futuros de carácter interdisciplinario que aborden esta práctica, así
como también para la ampliación bibliográfica y conceptual de las investigaciones
en Artes. Asimismo, puede significar un paso previo para el estudio de estos festejos
en los orígenes de la ciudad de La Plata -y sus alrededores (Berisso y
Ensenada)-, incluso hasta la actualidad, ya que se aborda el período
correspondiente a su creación. En el marco de la Universidad Nacional de La
Plata esta investigación podría hacer un aporte significativo para el área
humanística. Si se tiene en cuenta que los festejos colectivos han acompañado
el devenir histórico de las comunidades y han sido abordados ya por distintas
disciplinas, como es el caso de la antropología social o de la sociología, la
historia del arte puede hacer una contribución original para su comprensión, en
lo que respecta al nivel simbólico involucrado en las producciones artísticas efímeras.
Metodología
Abordar el
estudio del carnaval desde el concepto de espectáculo desarrollado por
De Marinis16 puede aportar una original perspectiva de análisis. Según ese
autor, un espectáculo es un fenómeno significativo-comunicativo,
complejo, multidimensional y sincrético que se compone de textos y subtextos de
diversa materia expresiva (verbal, gestual, escenográfica, musical, etc.). Este
fenómeno tiene, además, la particularidad de ser único e irrepetible, ya que su
existencia depende de la materialización en un tiempo y lugar determinados y
supone, por ello, la simultaneidad entre producción y comunicación, la relación
en el “aquí y ahora” entre sus participantes, así como la copresencia física de
emisores y receptores. Aplicar esta definición del concepto de espectáculo,
permitirá reintegrar al estudio del carnaval porteño su especificidad como
práctica social efímera para desligarlo de la relación especular que mantiene
hasta ahora en su abordaje, con el entramado sociocultural. Una vez
desarrollado este marco de trabajo, la concepción del arte como sistema de Clifford
Geertz17, permitirá el abordaje crítico de las manifestaciones estéticas
materiales y efímeras para ampliar el campo de estudio de la historia del arte.
Según este autor, el arte no es sino un sistema particular que participa de un
sistema general de las formas simbólicas, la cultura. En este sentido, la
definición del arte dentro de una sociedad no es nunca un problema
intraestético y su comprensión debe situarse en el marco de los otros modos de
actividad social para dar a los objetos de arte una significación cultural.
Toda manifestación artística es, pues, cultural y expresa en ella misma, el ser-en-el-mundo
de una sociedad. Esta definición nos aleja de la concepción de que las “obra
de arte” son elaborados mecanismos para definir las relaciones sociales
sosteniendo las reglas
de la sociedad y
tonificando los valores. La aplicación de este criterio al carnaval como
práctica social, y a toda manifestación efímera colectiva, puede contribuir a
la ampliación del objeto de estudio de la historia del arte más allá de las
producciones materiales perdurables en el tiempo, además de plantear la
necesidad de renovar y dar mayor especificidad a su metodología para abordar
problemáticas nuevas y singulares.
16 Véase cita 1
17 Véase Geertz,
Clifford, El arte del sistema cultural, Modern Language Notes, volumen
91, 1976. Traducción de Andrea Molfetta y Ricardo González para la cátedra de
Historia de las Artes Visuales II Facultad de Bellas Artes U.N.L.P., Buenos
Aires, 1993.
Resultados
obtenidos: trabajos realizados en el marco de la beca
Para finalizar,
cabe comentar algunos de los trabajos realizados: El Carnaval en el espacio
público urbano porteño: aproximación al estudio de la calle Florida como
“territorio específico” y “paisaje cultural” a fines del siglo XIX18; hace
un acercamiento al problema de la relación entre el espacio público de Buenos
Aires en la segunda mitad del siglo XIX y los corsos callejeros de carnaval,
analizando las significaciones colectivas que atravesaron a la calle Florida,
como epicentro del carnaval porteño desde las categorías de “territorio
específico” de Robert Sacks19 y “paisaje cultural” de Philip Wagner20.
Carnavales
rioplatenses en el siglo XIX: Corsos porteños y montevideanos 21 , analiza
la participación de los afroamericanos en los corsos desde las distintas
materialidades expresivas (música, disfraces, bailes, etc). Se propone que las
similares condiciones históricas, políticas y socio-culturales de Montevideo y
Buenos Aires en el siglo XIX, no suponen un proceso similar en el devenir de
los festejos populares del carnaval.
Bibliografía
básica sobre carnaval
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Horacio, Historia del carnaval porteño, Academia Porteña del Lunfardo,
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ROBERT, Karen, El
esplendor de los charcos: el carnaval como juego y espectáculo/
Transformaciones en las prácticas culturales de Buenos Aires, 1870-1882. Trabajo
de Tesis, Universidad de Michigan, 1993.
18 Este trabajo
fue realizado en el marco del seminario “El espacio público en la ciudad.
Patrimonio tangible e intangible”, a cargo de la Prof. Liliana Eva Conles,
cursado en abril- mayo de 2007 y presentado en las V Jornadas de Investigación
en Arte y Arquitectura en Argentina a realizarse en Septiembre de 2007.
19 Sack, Robert
D., “El significado de la territorialidad” en Región e Historia en México
(1750-1850), compilador Pedro Pérez Herrero, UAM, México, 1991.
20 Wagner,
Philip L. “Cultural Landscape and Regions”. En Man, Space and Environment
Concepts in Contemporary Human Geography, editado por Paul Ward y Robert C.
Mayfield, Oxford University Press, Toronto, Canada, 1972.
21 Trabajo
publicado en la edición Nº 26 de Revista Quilombo! de agosto de 2007,
revista digital de cultura afro y afroamericana. Véase
http://www.revistaquilombo.com.ar/
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